No importa la edad que tengamos, siempre estamos creciendo, cambiando y evolucionando, junto con un mundo que constantemente hace lo mismo. Cuando llegan cambios significativos en nuestras vidas, no supone un proceso que raramente es fácil y requiere ajustes, lo que no siempre es una experiencia cómoda. Necesitamos aprender a manejar estas situaciones, valorarlas dentro del panorama general, aprender a ser adaptables y aprender a soltar el pasado. El cambio inevitablemente viene con dolores de crecimiento, incluso si consideramos que el cambio es positivo. Ya sea que el cambio sea bueno o malo, siempre incluye el proceso de soltar algo que alguna vez fue y ya no es. Está bien reconocer que un cambio es bueno para ti, como cuando se deja cualquier tipo de situación laboral o personal que pueda haber sido una causa de estrés, y echar de menos ciertos aspectos del pasado. También está bien reconocer un cambio como negativo, como la experiencia de perder a un ser querido. Sin embargo, en ambos casos debemos aprender a no dejar que el pasado pese demasiado sobre nuestro presente.
Estas son situaciones que requieren que seamos valientes y que honremos todo lo que podamos estar sintiendo en el proceso. La vida no puede ser siempre positiva y no siempre podemos sentirnos optimistas en medio de las dificultades o los cambios. Estos son momentos que requieren que honremos nuestra humanidad y respetemos y valoremos los sentimientos contradictorios tanto como los que solemos asociar con valores positivos como la valentía y el optimismo. Necesitamos reconocer y honrar nuestros errores y darnos cuenta de que son parte de nuestro proceso. Este proceso no tiene un objetivo final específico, sino que requiere honor y respeto hacia uno mismo en cada paso. Somos humanos y fallaremos y fracasaremos, pero también reiremos, sonreiremos, celebraremos y triunfaremos, y no importa lo que estemos sintiendo o atravesando, debemos reconocer nuestro valor como independiente de nuestra situación.
Aveces, los cambios significativos pueden hacernos estresar y eso puede hacer que caigamos. A veces, la experiencia del estrés puede intensificarse cuando nos estresamos por estresarnos. Si no aprendemos a cortar este ciclo y seguimos permitiendo que se intensifique, las cosas solo empeorarán. Necesitamos aprender a usar nuestro estrés y verlo como algo potencialmente productivo. Cuando nos estresamos demasiado, esto puede llevarnos a sentirnos estancados. Una cantidad normal de estrés nos sirve para mostrarnos que nos preocupamos profundamente por algo y debemos centrarnos más en este último aspecto. Si bien deberíamos preocuparnos por lo que está pasando en nuestras vidas, deberíamos preocuparnos más por cuidar de nosotros mismos y de nuestros propios corazones y respetar y honrar nuestra propia humanidad. Así como mostramos amor y cuidado a quienes nos rodean y alentamos a quienes nos rodean a no estresarse, debemos hacer lo mismo por nosotros mismos y ser nuestro propio amigo y no nuestro propio obstáculo. En esta vida nunca deberíamos esperar estabilidad en nuestras situaciones, pero deberíamos trabajar para ser nuestras propias anclas y encontrar estabilidad en nuestro amor propio y nuestro amor por los demás. Da la bienvenida al cambio con una mente abierta y la estabilidad que proporciona el amor propio.
