Inevitablemente habrá momentos en nuestras vidas en los que comenzaremos a dudar de nosotros mismos y puede ocurrir que comencemos a dudar de nuestro propio valor y nuestras propias habilidades. Esto sucede mucho, especialmente cuando entramos en un nuevo rol de cualquier tipo, tanto en nuestra vida personal como profesional; puede ser un nuevo rol como padre, cónyuge, amigo, empleado, jefe, estudiante, miembro del equipo o lo que sea. Este tipo de sentimientos son completamente normales, especialmente si en realidad nos importa el rol en el que hemos entrado y queremos hacerlo bien. Este sentimiento inicial de duda no es necesariamente algo malo porque lo que hace nos demuestra que lo que estamos haciendo nos importa. Sin embargo, no debemos permitir que este sentimiento nos absorba por completo. Más bien, deberíamos convertirlo en algo que pueda funcionar a nuestro favor y también en beneficio de aquellos a quienes amamos más.
La duda puede convertirse fácilmente en un sentimiento de parálisis emocional y puede impedirnos aprovechar las oportunidades. El primer paso para vencer la duda es reconocer lo que sientes y aceptarlo por completo. En lugar de sentirnos avergonzados de este sentimiento, podemos utilizarlo para convertirlo en acciones concretas. Pregúntate: ¿por qué estoy dudando de mis capacidades en esta circunstancia? ¿Hay algo que pueda hacer para sentirme más seguro? ¿Debería estudiar más, prepararme más, expresarme mejor? Nadie nace experto en nada y la única forma en que podemos empezar a superar nuestras dudas, inseguridades y miedos es afrontándolos. Tener miedos es normal, pero lo que realmente importa al final es primero, elegir deliberadamente superarlos y luego hacer un plan de acción. Esto nunca es fácil y vendrá con aún más incomodidad en el proceso, pero si es algo que realmente te importa, la recompensa al final será especialmente gratificante cuando sabes que has trabajado duro y has superado tus miedos para llegar a dónde estás. Has sido valiente y no has tomado el camino fácil emocionalmente (porque, seamos sinceros, a nadie le gusta estar incómodo), pero lo has hecho de todos modos porque te importa.
Dudar es una actividad supremamente absorbente, pero nunca atrae recompensas satisfactorias. Los días pasarán hagas lo que hagas, y en lugar de dejar que las dudas consuman tu energía diaria, será mucho mejor canalizar esa energía hacia algo que deseas y que realmente te importa. Superar tu duda, sobre todo, tiene que venir desde un lugar de amor propio. El amor es una de las mayores fuerzas motrices del mundo. Si trabajas en quererte a ti mismo, querrás cosas buenas y una vida feliz para ti de la misma manera que lo deseas para tus seres queridos.