Como seres humanos, la autocompasión es uno de los hábitos más importantes que necesitamos practicar e implementar en nuestra vida diaria. Pasa a menudo que cuando estamos pasando por momentos difíciles nos cuesta tener compasión con nosotros mismos. Tal vez hemos perdido a un ser querido, o hemos perdido nuestro trabajo, o estamos pasando por cualquier otro tipo de escenario emocionalmente desestabilizador, y hemos perdido el control de nuestras emociones, incluso si pensamos que no reaccionaríamos de esa manera si algo horrible llegara a suceder en nuestras vidas. Muchas personas tienden a sentirse desalentados y se vuelven muy autocríticas porque esto les hace creer que tal vez no son tan fuertes emocionalmente como creían. Este proceso de pensamiento no nos sirve de nada y a menudo puede convertirse en un círculo vicioso. Al hacer esto, añadimos insulto a nuestras propias heridas. A veces, la trayectoria de nuestras vidas nos lleva por caminos que pensábamos que nunca atravesaríamos y solo porque no te sientas completamente preparado, no significa que no tengas la fuerza dentro de ti para superar todos los obstáculos que se te puedan poner en tu camino.
Cuando un ser querido está pasando por un momento difícil en su vida, lo tratamos con paciencia, amor y compasión simplemente porque lo amamos y queremos verlo superar lo que sea que lo esté afectando emocionalmente. Debemos esforzarnos por tratarnos a nosotros mismos en este escenario tal y como trataríamos a alguien que amamos mucho. Para la mayoría de nosotros, nuestra naturaleza es criticarnos a nosotros mismos cuando las cosas no van bien o nos sentimos demasiado abrumados y perdemos el control sobre nuestras propias emociones. Sin embargo, tendemos a tener exactamente la reacción opuesta cuando alguien a quien amamos está pasando por un momento difícil y debemos tratar de canalizar esa energía hacia nosotros mismos también. Podemos empatizar con los demás fácilmente, pero no siempre es nuestro primer instinto empatizar con nosotros mismos. A veces tenemos que ir en contra de nuestros instintos para superar algo que nos está afectando emocionalmente.
Puesto que la autocompasión no siempre es nuestro primer instinto cuando estamos pasando por momentos difíciles, es algo que debemos practicar a diario y hay muchas formas concretas de hacerlo. En primer lugar, debemos recordar cuidar de nuestra salud física y no dejar que eso se deteriore. Nuestra salud física tiene un gran impacto en nuestra salud mental y viceversa, y ambos deben recibir la atención adecuada. En segundo lugar, no caigas en un círculo vicioso de autocrítica. Permítete sentir todas las emociones que sientes de manera profunda, incluso si consideras que están fuera de tu control. Para despejar tu mente y aclarar tus sentimientos, puede escribir en un diario, hablar con un amigo o familiar de confianza o incluso buscar ayuda profesional. Reconocer tus emociones es el primer paso para superarlas. Se tolerante y acepta tus propios defectos, tal como lo harías con alguien a quien quieres mucho. Cuanto antes aceptes tu propia humanidad, más rápido saldrás de los ciclos viciosos de autocrítica y no sentirás el estrés innecesario que muchos de nosotros nos imponemos para ser fuertes todo el tiempo. Por último, recuerda siempre que la autocompasión no es egoísta ni un signo de debilidad y que siempre debemos ser compasivos con nosotros mismos porque lo merecemos tanto como cualquier otra persona en nuestras vidas.