Durante la gran mayoría de sus 200 años de historia, la iglesia católica solamente permitía los entierros y prohibía la cremación, tomaron una línea de Genesis (3:19) “Polvo eres y en polvo te convertirás” como un mandato a seguir después de la muerte, pero en 1963 el Vaticano reconsidero esta regla y permitió la cremación ya que no encontraron ninguna objeción doctrinal a esta práctica y bajo esta nueva interpretación que la cremación de los restos no afecta el alma. Un punto que la iglesia quiere aclarar que la cremación no sugiere la negación de la fe sobre la resurrección.
Después que la cremación fuera aceptada, la iglesia todavía requería que esta fuera hecha hasta después de la misa de cuerpo presente, las cenizas no eran permitidas como substituto del cuerpo durante el funeral. Sin embargo, en 1997 la iglesia reconoció la necesidad de que los seres queridos que habían escogido la cremación tuvieran una presencia tangible durante la misa del funeral y levanto la restricción de las cenizas en el servicio del funeral.
Estos cambios en la iglesia católica les han permitido a las familias escoger la cremación en vez de el entierro tradicional, ya que la solemnidad de la ceremonia permite a familiares y amigos seguir las tradiciones a las que están acostumbrados y demostrarle el amor y el respecto a su ser querido. La cremación también puede ser más barata que un entierro tradicional ya que presenta la oportunidad de eliminar costos asociados.
Algunas personas creen que la cremación es mucho mas amigable para el medio ambiente que un entierro ya que el terreno no tiene que ser perturbado para este propósito. Para otros la cremación provee la fácil movilidad de los restos cuando los familiares desean mudarse a otro lugar. Con la aprobación y guía de la iglesia católica y las opciones que nos proveen los cementerios, ahora podemos tener la paz de mente y alma de que la cremación es una opción viable para nuestros seres queridos cuando el momento llegue. La iglesia católica aun establece que los restos mortales aún deben ser llevados a un cementerio y no ser mantenidos en la casa.