Cuando perdemos a un ser querido, nos llenamos de una mezcla de sentimientos – la nostalgia, el dolor, la pena, la rabia, el bloqueo emocional, la incredulidad, la culpa y la tristeza, sobre todo cuando la pérdida fue inesperada. Lamentamos mucho por lo que hemos perdido y sentimos pena por la persona que se ha ido y también por los que sufren su partida. La pena es un padecimiento interno que solo se puede superar con el tiempo y es la emoción que sobresale encima de todas tras una pérdida y de ahí nacen los otros sentimientos.
La pena a veces nos lleva a sentirnos culpables, ya sea por no haber pasado suficiente tiempo con nuestro ser querido o por no haber hecho algo que crees que quizá pudiera haberlo salvado. Incluso podemos empezar a sentir rabia porque creemos que nuestro ser querido ha sido llevado del mundo injustamente. Repasamos los hechos en nuestras mentes una y otra vez y aun seguimos sin poder creerlo.
Aleja de tu corazón todos los recuerdos tristes y de las culpas que nos echamos a nosotros mismos porque no nos sirven de nada y solo harán que nos hundamos más en el duelo en vez de sanar. Cuanto más revuelvas en tu alma las tristezas de ayer, más sufrirás y sin ningún resultado. Orienta tu mente hacia los hermosos recuerdos y momentos felices que compartiste con tu ser querido y guarda en tu corazón todos los recuerdos que fueron gratos. Ilumina la parte de tu mente que guarda estos recuerdos para que se vaya la oscuridad y para que puedas conservar y recuperar el equilibrio de tu vida y la alegría que llevas por dentro. Hoy en dia hay muchas maneras de preservar recuerdos de forma tangible – fotografías, videos, reliquias y muchas otras cosas que nos traerán recuerdos de nuestros seres queridos cuando las veamos.
Es bastante común que tras una pérdida dolorosa, nos volvamos incapaces de interesarnos o de involucrarnos con lo que sucede a nuestro alrededor, como una consecuencia de los sentimientos descritos anteriormente o bien, que huyamos de nosotros mismos y nuestros propios sentimientos en un intento vano de escapar de la difícil situación emocional. En estos momentos no deberíamos huir de nosotros mismo sino recurrir a todos los que recursos que nos puedan ayudarnos a recobrar nuestra felicidad – hay que usar la fuerza innata que llevamos cada uno de nosotros, pero también hay que saber cuándo pedir ayuda. No te sientas humillado cuando te den una ayuda, se agradecido y recibe con gratitud la ayuda que te ofrecen. El duelo es un proceso que requiere tiempo, ayuda y que te alejes de los recuerdos tristes que te detienen en el pasado.