En marzo, el invierno se detiene y la primavera avanza. Algo se retiene y algo avanza dentro de nosotros también”. -Jean Hersey
A medida que entramos en este nuevo mes, el invierno está llegando a su fin, y la primavera está a la vuelta de la esquina. Los dias son cada vez más largos, las temperaturas son cada vez más cálidas y vemos una pizca de esperanza en cada flor que comienza a florecer en nuestro entorno. Cada temporada por la que pasamos tiene sus ventajas y desventajas, pero a menudo son las transiciones las que resultan ser la parte más complicada. Aunque el regreso de la luz del sol y las temperaturas más cálidas es sin duda una bendición, puede ser difícil salir de nuestra zona de confort una vez que nos instalamos en ella. Además de pensar en las estaciones solo en términos de las condiciones climáticas, es importante considerar las diferentes etapa en nuestras vidas, apreciarlas por lo que son y aprender a hacer la transición de una etapa de la vida a la siguiente, tal como hacemos la transición del invierno a la primavera.
Cuando estamos en medio de una temporada en plena vigencia, tendemos a convertirnos en criaturas de hábitos y nos movemos a un ritmo constante, sintiéndonos cómodos en nuestras rutinas. Las transiciones resultan difíciles porque a medida que pasamos de una temporada a otra, de repente perdemos nuestro equilibirio y necesitamos descubrir una nueva rutina y una nueva «normalidad». También tenemos que pregutarnos qué nos podemos llevar y qué debemos dejar atrás de la temporada anterior. ¿Qué lecciones, hábitos, experiencias, etc. nos pueden seguir sirviendo en la próxima temporada? ¿Qué ya no nos sirve y vale la pena dejar atrás con respeto?
Incluso cuando la próxima temporada de nuestras vidas promete ser mejor, igual resulta difícil pasar de lo conocido a lo desconocido. Para hacer la transición con la mayor gracia posible, debemos abrirnos el corazón y estar dispuestos a aprender, incluso si viene con dolores de crecimiento. También debemos estar dispuetos a emprender una autorreflexión profunda, pero la clave definitiva para el éxito de navegar un período de transición de la vida siempre ha demostrado ser esta: satisfacción y gratitud. No podemos reflexionar de manera productiva que nos ayude a avanzar si lo único que sentimos es resentimiento hacia el pasado. Ya sea que nos hayan repartido buenas o malas cartas en el camino, siempre será parte de nuestro viaje, y podemos elegir usar esa base para construir un futuro positivo y seguir adelante con nuestras vidas si tan solo tenemos el coraje en nuestros corazones para hacerlo. Avanza hacia la nueva temporada, tropiezate si es necesario, pero siempre avanza sin dejar que los dolores de crecimiento de la transición te detengan.